miércoles, 15 de junio de 2011

Vuelo perfecto

Todo va a estar bien. En el aeropuerto va a haber un montón de niebla (porque así es siempre en el aeropuerto de San Francisco) pero los vuelos van a despegar normalmente. Los pilotos que despegan de este aeropuerto están perfectamente acostumbrados al clima. Los pasajeros se van a subir con sonrisas y maletas. El olor a Pollo Campero es para los vuelos en dirección contraria, así que el olor será a ropa nueva, a maletas nuevas, a detergente Downy. Después de unos segundos en la niebla el avión va a despegar y va a haber luz. Mucha luz. La bahía va a estar coloreada por el blanco y de repente, algunos agujeros y desde ahí van a poder ver Twin Peaks y sus antenas. El Golden Gate en burbujas de nubes. El ascenso tomará poco tiempo. El Airbus 321 funcionará perfectamente y los flaps se retraerán. La ruta normal, el tiempo normal. Alguna película de Hollywood y algunos anuncios de tarjetas de crédito y cadenas de hoteles. Ustedes van a estar nerviosas, pero no se preocupen, todo va a salir bien.

Vamos a manejar en la carretera. Todo va a ser normal. Otro viaje al aeropuerto de media hora. Su avión va a estar aterrizando mientras nosotros nos acercamos al aeropuerto. Nos vamos a parquear justo en el momento en que el avión toca el suelo. ¡El Pacífico salvadoreño, desde la ventana! Luego, palmeras. Luego, arbustos. Luego, el asfalto de la pista y las palabras EL SALVADOR. Aterrizaje/parqueo simultáneo. La vamos a esperar un rato y luego va a salir.

Un vuelo normal. Un vuelo perfecto, como el de cualquier otro día. Excepto que en este vienen ustedes.

¡Hola! Les vamos a decir. ¿Cómo estuvo el vuelo? Tranquilo, hijo, tranquilo.

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