domingo, 6 de marzo de 2016

Me convierto en pozo alegre, en almohada fría. Me destruyo las uñas de los pies y me canso de lamerme las manos, los pies. Llego hasta arriba, hasta el pelo, lo abrazo, le caigo, soy pulga o liendre. Me gusta recordarte viva, respirando, la piel con escalofríos temporales y la reacción a cuando te picaba, rascabas, asumías posición de orgasmo. Me quisiste abandonar y lanzar al suelo: yo saltaba, me agarraba con fuerza y poco a poco te destruía el ánimo y dormías, roncando, roncando, con zetas saltando de tu boca y el ronquido final, despertar: soñaste con los botes bajo los puentes de Salzburgo.

Rubio, pequeño, menor, refugiado del frío bajo la colcha bonita, estampada.

Te ofrecen cereal y yo salto a la leche, me baño en blanco, en colores y las burbujas y los fruit loops son cavernas en las que me nado libre, mojado, en calcio, con agallas que me nacen intactas, expertas.