domingo, 5 de junio de 2011

Que voy a expirar con hambre

Recordando, arrepintiéndome del salmón ahumado que no me comí (con queso crema), de los camarones con salsa rosada, de los camarones esos fritos de las alitas con salsa ajo parmesano, de las decadentes Big King, el último aliento con el vago sabor de los recuerdos del sashimi o del sushi o de los pescados fritos o de un filete de carne o de la sopa de gallina india de mi mamá. Cómo voy a decir que todo fue por gusto. Que el mundo igual se fue a peor. Que las vacas siguieron muriendo. Que los pollos se siguieron electrocutando. Que los camarones de asfixiaron en el aire, en la boca de los borrachos de la Beto's. Que el salmón se ahumó en Noruega, Canadá y llegó y se untó a las lenguas de los altaneros fans del sushi del Benihana o del Kamakura. Y vos, aguantándote, con la chiclosa soya o la ensalada, la misma ensalada, día con día.

Que me arrepiento, que voy a expirar con hambre, que se me va a ahogar la lengua que se quedó con ganas, siempre con ganas.

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