lunes, 6 de junio de 2011

¡Cuánto coro, cuánta canción!

¡Cuánto coro, cuánta canción! Así, desde aquí, logro escuchar a los alumnos del CENAR. ¡Qué hamaca! ¡Qué jardín! Los mangos nacen gordos y caen al suelo con un golpe sordo que malluga su piel y yo me los como agachado como animal y muerdo un poco de la grama para hacer ensalada. Después, jugo de toronja del injerto de allá, de la esquina, cerca del Aerofit, de las pesas baratas, de la bicicleta de Spinning. Me muevo como rata o como tacuacín por los bordes del jardín y en el violín de los vecinos, los vecinos estudiantes: ¡cuánto coro, cuánta canción! La estatua de la niña con mariposas me ve a los ojos y yo platico con ella:

Estatua, estatua, ¿estás oyendo? Cuánto coro, cuánta canción. Aquí en este jardín fue el lugar en el que fumé por primera vez. Aquí alguna vez vomité tequila. Aquí han llovido ranas y el jardinero ha mostrado su panza desnuda cuando el calor azota. Aquí se ha sentado ella a platicar del pueblo y a añorar sus jardines centrales con el árbol de limón y naranjas...pero...pero...pero

¡Cuánto coro, cuánta canción! Desde aquí se oyen a los niños ensayando la canción de ABBA, qué bonita es, yo me la puedo en español: Chiquitita dime por qué...Yo me agacho y veo el árbol grande, el árbol grande de aguacate: decepcionante, aguacate. No más aguacates desde hace tanto tiempo. ¡Sos tan aguacate! En mis sueños este jardín está construido con las historias de mi familia y en él nos sentamos todos (¡niños, adultos, infames!) como cerdos hambrientos a hartarnos las plantas y devoramos como jabalíes la tierra o los gusanos y nos damos abrazos y nos emborrachamos con la música y los restos de los puros que tiraron desde la casa de los vecinos (¡ay! ¡cuánta tragedia, cuánta homosexualidad!) y por fin nos dormimos panzas arriba, con dolor en el duodeno, con la diarrea inminente, con el flujo, de repente,
tan rápido,
tan música,
tan cítrico,
tan de nuestro apellido y solo de nuestro apellido.

Pero en el fondo, todo: en el fondo: el coro. ¡Cuánto coro, cuánta canción! Toda tragedia siempre suena mejor con música. Toda música siempre suena mejor con tragedia.

¡He dicho!

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