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lunes, 6 de junio de 2011
Piazza New York Catcher
Aquí comienzan las bodegas de San Francisco. Aquí comienzan las calles grandes y terminan los barrios. Aquí solo quedamos la bahía y yo. Aquí, con calor, me sudan las axilas y se me hacen marcas visibles en mi camisa. Cierro los brazos y abro los ojos hacia las Avenues y las Streets y lo que cuesta mantener la mente despierta. Aquí terminan las personas y comienzan los sin casa. Aquí los trenes se detienen y nadie se sube ni nadie se baja. Aquí el tráfico está bajo tierra o en puentes. Aquí, lejos del Embarcadero y de Market, lejos de la China y las locas de la Castro. Aquí estoy solo y podría estar en ningún lugar y en todos a la vez. Aquí las paredes son cemento, como son en todas partes (excepto, cuando son de adobe, de ramas, de metal). Aquí me abrazo a mi pasaporte y agradezco a los viajes. Aquí no extraño ni una de las camas en las que he dormido ni una de las bocas que he besado. Aquí no me dan ganas ni de una cerveza ni de comida. Aquí no siento hambre ni sed y la voz se me hace fuerte, doble. Aquí se acabó la ciudad y comenzó el territorio independiente de los espacios no reclamados. Aquí en las aceras los chicles no se pegan a los zapatos. Aquí, es condado desierto, enclave olvidado, mercado sumergido. Aquí nos tomamos fotos y detrás de nosotros la ciudad es fantasma. Aquí nos subimos a buses y tardamos horas en llegar a algún lugar con personas. Aquí los buses los conducen perros o gatos o monos entrenados para el trabajo. Aquí en la mochila no siento peso. Aquí, en San Francisco o como se llame, lejos de la Misión y lejos de Berkeley, del Teatro Griego y de los saunas, aquí me toco el cuerpo para saber que sigue ahí y que no estoy parado en el vacío, en el aire, en el lugar sin nombre o sin denominación de origen. Hago demonio las miradas, miro con ganas el agua y me invento excusas para tirarme. Aquí la ciudad dejó de ser ciudad y se quedó en metros cuadrados. Aquí no logro descifrar las direcciones ni el norte ni el sur ni el este ni el oeste y simplemente me quedo quieto viendo a la distancia. Aquí la distancia se hace corta y no queda más que intentar avanzar, pero avanzar aquí es imposible. Aquí murió todo lugar y todo nombre. Aquí se te olvidó la medida de tus pies y la talla de tus camisetas. Aquí no hay estatuas. Aquí solo estás vos y lo que todavía te queda por escribir.
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