miércoles, 8 de junio de 2011

Que son las dos,

y no tenés sueño; que son las dos y tus piernas se mueven en anticipación. La lámpara está encendida y se ve reflejada en la ventana como una gran luna redonda, chata. Todo el mundo respira tranquilo pero vos no. Duermen o roncan, excepto el vigilante, que sigue abriendo y cerrando la puerta según los residentes tercos y nocturnos de este edificio llegan. Vas a salir y vas a escribir en todas las paredes, vas a empezar a escribir historias y frases tontas e hiperbólicas en cada puerta y vas a colgar cuadros y pinturas y vas a hacer de cada espacio una libreta de notas y vas a ser el loco del edificio que sale a escribir de noche. Tomás el lapicero, el lápiz, la crayola, lo que sea: el punto es escribirlo todo. Qué ideas más tontas tenés a las dos y doce de la noche. A dormir, o a ver otra vez un episodio de Frasier. O a pintar las paredes. Quién sabe. Algo tenés que hacer.

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