Es sobre el sur de Estados Unidos, esta canción, pero de alguna forma, es sobre mí. La escucho y se me retuerce el intestino grueso y casi me pongo a llorar en los lugares menos apropiados, como los gimnasios. Estoy en la máquina elíptica y no se por qué razón la estoy oyendo (es una canción triste, rock-country-alternativo, como si sonara en un bar chuco de Nashville pero con un cantante guapo, joven, talentoso) y cierro los ojos y la voz del cantante (desgarrada, gritona) se me mete al cuerpo y se me comienzan a formar lágrimas. El que está en la elíptica de al lado se me queda viendo como si yo estuviera loco y disimulo lo que está pasando apretándome los ojos, como si se me ha metido el sudor en los ojos. Pero yo sigo oyendo la canción. Llega el punto medio y llega una de mis líneas favoritas, 'y me pregunto si alguien aquí, además de mí, tiene algún secreto decente' y recuerdo lo que significó para mí esta línea hace años, cuando todavía estaba en el clóset, cuando estaba atrapado en una casa con opresión y resentimiento, cuando no sabía muy bien qué hacer con mi vida (no que ahora lo sepa muy bien). Por eso, la canción sigue sonando siempre que caigo en alguna racha de soledad y la hago sonar y sonar y sonar en mi cuarto, mientras escribo, mientras voy en el carro, mientras estoy en el gimnasio y sí, ponerme a llorar. Es mi canción favorita de la historia de la música, la amo con locura y amo a quién la escribió por darme esta melodía tan hermosa que cantar llorando cuando estoy borracho. Siempre llego a ella. Siempre está ahí. La escribió sobre su realidad, sobre sus ideas, pero yo la ajusto perfectamente a las mías. La escuchara todo el tiempo mientras estoy despierto, pero probablemente me terminara volviendo loco. Ahora mismo la estoy oyendo. Me duele. Me aterra por momentos pero luego me calma. Es una canción maravillosa. Lo es para mí. Y cada vez que grita el coro, yo lo grito con él. Aunque sea en la elíptica, con los ojos cerrados, sin gritar en realidad para que la gente no se asuste. Pero yo grito en mi mente. En el alma que se quema. En el fin, el fin, en el fin.
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