domingo, 26 de junio de 2011

Tengo los riñones con forma de frijol

Por horas hirviendo en el jardín de la casa de mi mamá, mis riñones. Hundidos en agua y ella meneándolos con la cucharona de madera y su mano poderosa. La mano de mi mamá es como la del Rey Midas, pero todo lo vuelve frijol. Las piezas del Pollo Campero y el pelo liso de los cuches. Los naranjos del injerto y la cola de ardilla que cuelga de las macetas en la terraza del sol. Tengo sillones con forma de frijol, sillas para comer o sentarse y un televisor con curvas irregulares. Duermo en una cama que tuvimos que hervir para hacerla suave y en el baño los jabones, los cepillos de diente (dientes), las fotos en las que sonreímos familias enteras. En el suelo caminamos sobre piedras-frijoles y en los dientes tengo un montón de minúsculas legumbres. Soy fabada, frijolada y feijoada. Me consumo feliz, sonriente, me como entre dos tortillas y mezclado con crema agria y queso fresco. Como en las mañanas en la finca, antes de comenzar la tareya, antes de arrancar las naranjas picadas y comerme las hojas de jocote. Mi mamá, meneando el agua, me menea entero, con olor a pata de cerdo y a posta de vaca.

Tengo los riñones con forma de frijol porque una vez cuando pequeño mi mamá me tocó la espalda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deje su opinión aquí, sea buena o mala, pues.