Encontremos el ritmo en las palabras, ves, escribamos juntos un párrafo que se lea como canción. Podés oír la guitarra y la batería, la rima interna y el sonido de un triángulo que entra justo en el momento correcto. Encontremos, en las letras, algo grave o algo agudo, el sube y baja de las notas en un pentagrama construido de cinco líneas rectas, interrumpidas por símbolos, no hay símbolo más hermoso que una letra. Ahí, en la forma de la pe o en la ele, en la eñe tan nuestra ahoguemos las voces de un coro griego. Que salgan de una luz, del agujero de la de, de las palabras que surgen tontas, borrachas, de la unión e interjección. Unámonos, hagámonos escritores juntos, como si todavía imprimieran libros con nuestros nombres en las portadas. Firmemos autógrafos imaginarios, como se toca un piano a cuatro manos: vos en el extremo de los bajos, yo en el extremo de los altos. Teclas negras o blancas, las cuerdas adentro como se descubren los subtextos en escritos que concluyen con una expresión vaga de satisfacción. Tengo un incierto deseo, una meta invaluable: son nuestras historias. Ya ves, cómo se va formando la vida a través de cuentos o novelas, de guiones o escenarios, en nuestra mente todos los actores del mundo recitan nuestras palabras y encuentran la emoción, la vuelven música, la tocan con delicadeza de arpa. Unámonos, seamos libro o enciclopedia, una biblia de voces bonitas, de melodías que suenan a una canción que bailabas de pequeño frente a la cámara de tu tío, que te grababa emocionado y luego proyectaba para toda la familia. En la música y en lo que escribamos juntos vamos a encontrar el sonido del mundo, el eco del universo, algo así como un bosque poblado con especies de ficciones y realidades confundidas.
Armemos juntos patetismo y sentimientos, un himno pobre o un opulento opus. No seamos básicos, seamos exagerados. No seamos tímidos, seamos autores. Nada me haría más feliz. Vos y yo escribiendo un montón de sonrisas, un montón de dientes pelados.
Unámonos en abecedario y luego nos ocultamos de todos. Que nos lean y nos entiendan, y cuando nos pidan entrevistas (seremos famosos, ves) no las demos: decimos que nosotros no hablamos, porque nosotros escribimos.
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