miércoles, 9 de noviembre de 2011

Último

Me despido con un lapicero negro y un montón de palabras.
Si solo te digo adiós es porque es lo último y lo único que puedo pronunciar.
Lo demás dejémoslo a las libretas, a las hojas en blanco.
Lo demás se me queda atascado como en tráfico de gran ciudad,
como en fila de baño público.
Me duele no poder ser de esos que da grandes discursos.
Los discursos solo los puedo dar escritos, en forma de alfabeto.

No hay espacio para nada más.
No hay aire en la garganta.

Me despido con el contacto físico o con una mirada,
con los mocos cayendo arriba de mis labios.

Podría comérmelos y sentir el sabor de este momento.

Yo no hay más desde aquí
solo la distancia,
solo lo imposible,
solo la terquedad de los planes.

Nada nos va a salir bien.
Lo único que nos queda ya es esta despedida.
Hagámosla bien.
Como si fuera la última vez que le decís adiós a alguien.
Pronuncia esas dos sílabas con intensidad.
Tu tren,
tu avión,
tu autobus ya se va.

Estas son las últimas palabras que vas a escuchar de mi boca.

A todo lo demás le va a faltar el olor,
el sabor, la temperatura de este momento.

Todo lo demás va a ser plano como el papel: inconexo como los párrafos: incompleto como las letras.

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