No hay paso. Estamos atrapados. Me duelen mis pies y tengo ganas de ir al baño. Me dan ganas de acompañar a la niña que llora en el asiento del frente.
-Abrazame, tengo frío.
Te abrazo pero yo también tengo frío. No hay nadie que nos explique. El conductor está fumando y orinando a 10 metros del autobús. O al menos eso suponemos.
-Esto está tan oscuro.
No hay carretera, solo polvo. Y hasta aquí escuchamos los cantos indígenas. Te digo que quizás estamos muertos, algún accidente o algo así.
-Como aquella película, con la niebla.
Nos quedamos callados, como si muertos, un buen rato. Todo el bus en silencio. La niña se quedó dormida, y nosotros hacemos lo mismo.
Cuando despertamos todavía es de noche, y seguimos ahí.
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