Soy tu memoria.
De la mano te llevo por la ciudad, hasta alcanzar la plaza central. En ella dejaron el cuerpo desnudo de tu papá, hasta que las moscas se comieron sus ojos. Nadie, ni la policía, se atrevía a levantarlo. Tu mamá se acercaba gritando a moverlo pero una masa de gente la detenía. Lo dejaron ahí demasiado tiempo. Comenzó a descomponerse. A la plaza le decían la Plaza del Muerto.
Hace ratos lo querían así.
Muerto, desnudo y en el centro de todo.
Una madrugada de agosto te escabulliste entre los que lo vigilaban. Ellos dormían, borrachos por las fiestas.
Como pudiste arrastraste su cuerpo hasta tu carro.
Cuando despertaron por el ruido del motor ya ibas lejos. El fantasma de tu papá te acompañó todo el camino.
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