Si es que desde que compartíamos un montón de correos hace años, a Flor Aragón y a mí nos gustaba escribirnos y decir "mire lo que escribí" o "mirá este cuento que tengo a medio acabar". Eventualmente, esa compartición evolucionó a un blog, que empezó como un proyecto conjunto bastante coherente pero poco a poco la personalidad egoísta de cada uno se fue apoderando y el contraste entre los dos pensamientos llegó a ser demasiado: polarizador, inestable, ligeramente ofensivo. Así que nos separamos. Yo comencé este puñazo de patanadas y la Flor se tomó un poco más de tiempo pero ya está de vuelta.
Visite Limbo Nimbo, su nuevo blog, la consorte y compañera imposible/divorciada de este Puño de Letras.
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