sábado, 28 de mayo de 2011

The Minutes (ii)

Carezco de palabras para esta historia, las saco de la bolsa de letras de Scrabble y las adivino según me recuerdan a un alfabeto familiar de algún idioma que aprendí de niño. Bonito veo esos símbolos que me recuerdan sonidos y los articulo antes de escribirlos, arriba de una pared o abajo de una muralla, no como la china, sino como la de Ávila o la de Segovia, la reconstruida de Toledo. En estas discusiones internas encuentro la energía para narrar algo o para dejar de ocultar algo, como se revela el secuestrador a la víctima o se abraza al recién nacido con brazos que sofocan o un poquito de sangre del útero en los guantes. Así, como el ritmo lleno de notas bajas y los rótulos que cambian de color con las luces de neón y tus pasos, tus pasos agigantados que se tragan el asfalto como Godzilla. Ignorame, ignorame los silencios y los pasos callados, hagamos de algo esta noche algo mejor, como si la noche fuera la última, como si mañana es 21 de mayo y en todas las ciudades hay pancartas y banners que anuncian que esto se acaba. Sea este día el día del párrafo que no escribiste, o la canción en repetición, o los sillones de tu casa en los que no te sentaste nunca. Abrazá a tu perro y lamele la lengua, besá los pelos de tu escoba y comete un poquito del caucho de las llantas de tu carro. El polvo que se te pegue a los labios y los ojos que se te pongan rojos del vodka o del alcohol y encontrá en el mundo la sensaciones que te oculta la cautela. Una cerveza o un tequila y que en la playa la ingle se te llene de arena. Recuerdo el silencio de las procesiones y quiero meter mi dedo pequeño en la boca del padre y que me alimente una hostia pequeña, redonda, con sabor a empiñada. Allá, en el Puerto de La Libertad, que nos lleven las olas hasta la Hola y comamos unos palmitos al atardecer, mientras en la boca se nos mezcla el arrepentimiento con la puesta del sol, la conciencia con la borrachera, la canción con lo que escribimos y lo que escribimos con lo que sabemos.

Reconozco el idioma pero no reconozco el sentido. La playa, la arena, el sol, el cliché, la úlcera que se come tu esófago y tu libido en medidas iguales. Oigo la misma canción pero para sorpresa, mi sorpresa, todas las palabras suenan diferentes.

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Esta es la segunda parte de una entrada que escribí para Un Raro Dúo. Vea la entrada original aquí.

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