martes, 24 de mayo de 2011

Azulejos para la gente muerta

La gente está muerta, hay que ponerle azulejos. El cielo es una tienda de azulejos: azules y rojos, con figuras inspiradas en edificios de Lisboa u Oporto o Coimbra o las calles perpendiculares a la Alameda de Hércules en Sevilla. Que los muertos elijan sus diseños y sus colores y nosotros nos encargamos del cemento y la pega y la decoración. Qué bonita mi casa/baño/piscina/mesa de noche/exorcismo, mi tumba. Todas las mañanas la va a golpear el sol y un destello va a destellar y el que cava las tumbas se va a cubrir los ojos y va a decir "ahí murió alguien importante, ahí está enterrado alguien que la gente quería".

La gente está muerta y hay que comprarle azulejos, en una tienda de la Juan Pablo II, arribita de la discoteca Scape, porque estar muerto es más o menos como bañarse en una piscina y tragar cloro, o sacar burbujas, o ver el sol entrar por el techo que es agua.

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