viernes, 15 de abril de 2011

The News About William

Recuerdo la noche: la noche se llena de luciérnagas. Es un factor desconocido, la equis de un caso de factoreo, tus compañeros bajándote los pantalones a media clase y tu profesora embarazada tropezándose y golpeándose en los pasillos. Toda la gente, toda la gente que se tropieza en tu vida y que te mira con el color dorado de trofeos que brillan con el sol de Santa Tecla. Bajás las cuadras, caminás hacia la parada de buses y los mareros te piden un colón. Todavía en esos tiempos los mareros pedían colones porque esa era la moneda que se usaba. Pero en esa época los mareros eran amistosos. Te podían dar un cigarro o podían hablar con vos mientras esperabas el bus. Te podían dar un tropezón pero no era un tropezón para botarte. Era solo un tropezón para recordarte que tenías cara.

Ella, Santa Tecla, te veía con ojos de punta de iglesia o un altar gótico y las teclas guardadas de un órgano, la mujer que lo tocaba con ojos arrepentidos.

Las luces: el paseo del Carmen: Una forma más de aceptar la religión. Qué bonita es. Qué bonito se ve todo esto. Ojalá y dios de verdad existiera y este edificio no fuera solo una muestra más de la idiotez humana. De la mitología. Saben qué: hay un nombre para esas cosas en las que cree la gente que no son reales. Se llama mitología. Y todas esas religiones que ustedes profesan son eso: mitologías. Métanselo en la mente. Ustedes son los griegos que creen en Venus y Poseidón. Es lo mismo. Se dejan engañar tan fácilmente. Porque es todo tan bonito. Porque todo se ve tan bonito desde la calles. Qué bonita iglesia. Qué bonita biblia. Qué bonita lectura que hizo la niña de la Rubidia. Qué bonito.

Qué bonita mentira toda.

TODA.

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