martes, 6 de septiembre de 2011

Tus rines anaranjados

Me subiría a tu carro con rines anaranjados, pimpeado como lo pimpean los heteros como vos, acariciría tu barba con mis manos mientras vos manejás y ponés quinta y acelerás todo lo que podés y lo que tu carro con rines anaranjados puede (así son ustedes los heteros, les gustan las cosas rápidas y con el pedal hasta adentro) y luego te dejaría que me llevaras adonde quisieras, a un motel, quizás, y te haría cosas impronunciables que harían olvidarte de la

Karla
Jimena
Julia
Patricia
Karina
Julia
Sonia
Beatriz
Carolina

y todas las que intentaron antes pero nunca entendieron que tu belleza de verdad está en tus piernas flacas en tus brazos grandes en tu pecho definido en tu sonrisa de hetero idiota prepotente macho qué rico ha de coger ese chero pero especialmente en los rines anaranjados de tu carro.

Arrancalos y dame verga con ellos, golpeame la cabeza, destrozame las piernas y recostate conmigo mientras me desangro y me pedís disculpas y el rin rueda calle abajo. Será lo más hermoso que ha hecho un hombre por mí.

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