jueves, 6 de junio de 2013

Se le abre la camisa cuando levanta los brazos para bostezar y dice: "Dios guarde qué cansado estoy me levanté a las cinco de la mañana". Se le siente olor a cigarro y a café cuando dice "y entonces pasé por aquella calle con la gente que vendía mangos y me dieron ganas de mango". Se le ve la placa de los dientes cuando sonríe fuerte diciendo "y entonces vi a una señora con unas patas bien grandes y vendiendo jugos". Se le notan los colochos ausentes cuando "y me puse a subir más rápido y dije mejor agarro un bus". Se le abren los botones de la camisa a la altura de la panza cuando se estira de nuevo y le veo pelos y entonces "y vieras todo sudado pero bien, contento, vos, de volver". Se da la vuelta y le veo el calzoncillo, el elástico del boxer gastado y "pero bueno aquí hay montón que hacer". Se le ve de espalda baja y de espalda encorvada cuando me dice "cóncavo y convexo son dos cosas diferentes verdad"...

Y entonces me da risa y le doy un sorbo al café y me cierro los botones de la camisa. No se da cuenta. Él nunca se va a dar cuenta y la pantalla sigue vibrando, estropeada.

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