jueves, 6 de junio de 2013

Dejame escribir un poquito antes de dormirnos quiero encontrar la forma perfecta de contar cómo nos conocimos...dejame el personaje, dejame describirlo, contarle la vida a la vida de las otras personas y que de esa vida surja la duda, borrar las aplicaciones y seguir escribiendo...Dejame ser sincero una vez, por una vez, y decirte que no tengo ganas de dormirme porque mañana te vas y es tarde y si no duermo el tiempo dura más. Dormite, no digás nada; abrazá la almohada como si fuera pistola y sentite seguro, en ciudad ajena. Dejame escibir un poquito más y alcanzar el lapicero y la libreta en blanco y pretender que soy Joyce con chaqueta blanca y que brille el papel y que piense yo, que escribo, que escribo como la gente se imagina que escribe alguien como yo. Dejame contar los pelos de tu espalda y dejame describirlos, contarlos, ocuparlos como tinta o como tintero. Dejame abrazarte lento, despacio, pero en el papel, no en la cama, porque la cama la siento lejos, en otro país, con otras sábanas, descubierta del olor y de la pimienta que cae en los genitales.

Dejame dormir al otro lado, en la otra cama de estas camas alquiladas y no digás nada, no me expliqués. Tengo ganas de una cerveza y escribir con cigarro, las palabras construidas con fuego, que se consuman en el aire y que la alarma se encienda y despierte a todos y tengamos que correr a la salida, hablar fumando,

como en aquella película, en las pijamas, con el frío, con el vaho.

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