Me hacía falta verte respirar tranquilo. Como que hay aire para tu nariz y para tus pulmones. Como que si los árboles no se han caído y en el parque no solo queda la pista para correr y los gordos que damos vueltas y vueltas renunciando al agua. Como si la valla de la cerveza no me dice que sería más feliz con unas botonetas en la mano y una Coca-Cola en otra. Como si su pelo largo no solo fuera un truco para despistar. Me pongo lentes de sol absurdos y sigo el camino hacia la casa. En la casa solo me espera el mal olor de su última diarrea y el vómito de sangre. Lo abrazo y le digo que ya volví y que ya se le va a bajar la fiebre. Pienso en la película y en la almohada blanca y me dan ganas de sumergirle la cara en ella. O sumergirle mis manos en ella. Y de actualizar mi estado a "soltero". Te has tardado un montón en llegar al silencio y seguís hablando, incoherente. Dejá de hablar y dejá de decir tantas tonterías.
Vos nunca conociste ni vas a conocer la nieve.
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