lunes, 11 de julio de 2011

1,000,000

No quiero ni las anginas de mi abuela ni la diabetes de mi mamá ni la presión alta de mi tía ni los problemas de pulmón de mi papá. No quiero el alcoholismo de mis abuelos o morir envenenado con gases que fumigan los campos de maíz. No quiero la embolia de mi otro tío o los paros de mi otro tío o la operación de corazón abierto de mi otro tío. No quiero la apendicitis de un amigo o los aneurismas o la bala en la cabeza del cantante camino al aeropuerto. No quiero la muerte del taxista en la Málaga el julio 11 de 2011 o la de los turistas camino a Copán en el bus de la King Quality. No quiero que le llamen a mi mamá en la madrugada para decirle que me tiré del sexto piso de mi edificio y no quiero estrellarme en el Amazonas en el avión de Copa Airlines camino a Río de Janeiro. Tampoco quiero estrellarme en los Andes, o hundirme en el Pacífico; no quiero los síndromes de inmunodeficiencia adquirida ni la gonorrea ultra poderosa resistente a los antibióticos ni la hepatitis C. No quiero ni la neumonía ni las hernias ni el cáncer de colon ni tropezarme y estrellarme con la cabeza en la bañera. No, no quiero.

Lo que quiero es vivir un millón de años y tocar guitarra y ser eterno y saltar con la música y tomarme la cerveza y reírme de la muerte en su cara y que ninguna avalancha ni alud ni talud ni desperfecto mecánico me apague el cerebro. Y encontrar una cura para la resaca.

No pido mucho.

1 comentario:

Deje su opinión aquí, sea buena o mala, pues.