jueves, 21 de julio de 2011

Orín

Noté que cuando la última gota de orín cae en el inodoro igual que una gota de agua. Hace las mismas ondas como si cayera en un charco o en un estanque de la comunidad, en un bache que se ha llenado de agua llovida. Podría, como experimento, tomar un poquito de agua del lavamanos y echarla al inodoro, para comprobar que en efecto el orín cae igual que el agua. Del orificio de mi uretra sale la gota como si se tratara de una manguera de jardín que gotea, o de un grifo de cocina en día de cortes generales de servicio de ANDA. Cae en el agua, blanca, porque hace ratos que no tomo Coca-Cola. Pienso que prefiero mear claro que amarillo. Me cierro el pantalón y me lavo las manos, porque estoy en casa ajena. Salgo y me pongo a escribir en una libreta, porque no tengo computadora, el inicio de esto. Me interrumpe una llamada. Tomo un poco más de limonada. No me aguanto porque me den ganas de orinar otra vez y comenzar de nuevo a escribir.

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