sábado, 2 de julio de 2011

I think ur a Contra

Me recuerda al final. Me hace nostálgico y tontería. Me pone los pelos de punta porque me la imagino algún día teniendo el significado que quiero que tenga. Me gusta escucharla y pensar en un final. Es una canción sobre un final. Sobre la conclusión lógica de todo lo que pasa. "Él es un turista, él pasa por la vida de las personas, toma fotografías y luego se va. Él es egoísta". Me voy soltando de las caras y de las fotografías, de los viajes y las cervezas. Voy dejando todo atrás. Dejo el celular apagado y me duermo, o comienzo a escribir. Veo 20 episodios de mi serie favorita o de la serie que me gusta. Me acostumbro al olor de mis sábanas y a la sensación de mi almohada. Vuelvo a escuchar la canción. Siento que es sobre un final. Identifico un final. Me imagino las letras de crédito recorriendo el frente de mi rostro. Todo esto es gracias a ustedes. Todo esto existió gracias a ustedes. No reniego nada de lo que pasó. Es más, lo celebro y lo conmemoro. Pero todo tiene final, ven, todo tiene final. Voy presionando pequeñas equis y voy borrando contactos. Me deshago de la presión de la compañía y del sabor de las conversaciones. Me voy quedando solo. Disfruto el proceso de que se me inflen las ojeras y se me amarillen los dientes. La ciudad sigue caminando y todos siguen: con sus cumpleaños, sus nacimientos, sus bodas y sus relaciones. Salen, abrazan, besan, tienen sexo (mucho sexo, poco sexo) y luego sudan y se duermen con las piernas encima de las caderas. Despiertan con halitosis, resaca y hambre. Y otra vez comienza todo de nuevo. Voy rompiendo los ciclos. Voy deteniendo las lavadoras y los microondas. Desconecto la refrigeradora y me como los últimos quesos que quedaban. Las últimas frutas y el último yogur. Observo cuidadosamente mis pasos porque se que en los pasos es adonde identifico el deseo de seguir caminando o detenerme. Me detengo. Imagino el conducir hasta allá. Y la voz de los demás. Y aprecio el silencio. Me preparo un café. O dos. Pero uno lo dejo para más tarde. Llamo a mi mamá. Abrazo su voz desde aquí y le digo que vayamos a cenar. Es lo único. Ella. Mi sangre. El resto de mi sangre. Todo lo demás lo voy despegando como calcomanías proselitistas de la parte trasera de un carro usado. Y no pongo ninguna nueva. Me voy quedando con lo transitorio y lo pasajero, los huéspedes y lo temporal. Voy dejando el silencio y el silencio me recibe. No escucho nada. No digo nada. Nada es de repente, todo.

Pero no sirve ya de nada
porque ya lo decidimos
vas a cuidar de vos mismo
y yo igual
I think ur a Contra
I think that you lie

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