No amaneció, se quedó la noche y el reloj ya dice que son las 8 de la mañana. Por fin el cambio climático nos llegó del todo y vos estornudás porque te ha dado gripe, gripe bonita de fin del mundo. Te voy a extrañar, te digo, aquí en la hamaca cuando ya no estés. Callate, me decís, no me voy todavía; el mundo necesita chistes cáusticos como los míos y tener a alguien a quien culpar de los políticos corruptos. Recuerdo tus libros, tus libreras; la juguetera que llenaste con recuerdos de las bodas de todos tus amigos. El matrimonio igualitario jamás llegó a El Salvador, me decís llorando, mientras tus lacrimales se llenan de resequedad y me leés un poema de un poeta vivo.
Leeme de los muertos, amor, los muertos saben más; a los muertos ya se los llevó la corriente, el mar, la tierra, el tiempo, la lluvia.
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