lunes, 13 de mayo de 2013

Padre:
he sido malvado -travieso-
y el camino al infierno es ancho, amplio, como la Diego de Holguín.
Perdón: se me olvidaba: la Monseñor Romero. Es difícil vivir con el insulto, con la vida pesada de las tardes de calor. El tráfico se vuelve fluido, libre, sin pitos ni pizarras ni ventas de aceite de oliva.

Desde aquí veo el monumento, la gente que va a clases de la biblia, con corbata, 30 grados, las estatuas de los sin sexo y una niña que me ofrece un mango por un dólar y yo le sonrío con mis dientes con frenos y freno mi carro a tiempo para el rojo y veo a los carros cruzar: van más rápido: tienen más mangos: pagaron menos por ellos.

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