La niña dormía en el regazo de la muchacha. La muchacha estaba sentada a la par de la cocina. En la cocina, una olla de agua hirviendo. La niña, que era pequeña pero no bebé, tenía manos hechas de flores. Eran flores como las del jardín de la señora que lavaba la ropa. Las manos de flores de la niña se sumergían en agua hirviendo. La muchacha no ponía atención por estar chambreando. La pobre niña estaba dormida, no sentía el agua.
Yo le gritaba a la muchacha pero la muchacha no me escuchaba. Mis gritos tampoco despertaban a la niña. "Las manos de la niña", le gritaba. "Las manos de la niña". Yo quería llorar por la niña. Sus manos. Sus manos de flores.
Yo no estaba despierto cuando la niña despertó. Espero esté bien. Sus manos eran tan bonitas.
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