Imaginá que esta entrada es soluble. O que se evapora. Que estas letras se funden con la arena de una playa volcánica, salvadoreña. En ella alguna vez vos y yo conversamos. Tuvimos una conversación pequeña, del tamaño de un grano. Y cada vez que pronunciábamos palabras las letras eran burbujas, burbujas salinas, del color del aire. Ya conocés el aire. El que toma el color de todo lo que lo rodea. Puntualmente cae la noche todas las noches y con ella llega la covnersación inédita entre vos, Bill Murray, una marmota y yo. Nos sentamos y tomamos café y fumamos cigarros. Nos vamos repitiendo, aburridos, destilados por el tiempo. Y así, sin tocarnos, sentimos el sabor lento de nuestras pieles.
Ahora imaginá que esta entrada tiene olor. Tiene el olor de la velocidad de las palabras en el aire.
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