No me hagás regresar a los callejones de Vigo. Adonde el semen es anónimo y la cerveza marea. Camino con frío y conozco al del taxi y a nadie más. Hablo en portugués, confundido, estoy cerca de la frontera. Me da miedo cruzar las fronteras con mi pasaporte y mis sellos y es diciembre y tengo frío y no me hagás regresar a los callejones de Vigo.
No quiero regresar a ese bar y tener sexo en un cuartito pequeño y perderme de regreso al hotel y comer nueces y tres años después escribir que no quiero regresar ahí.
Pero la verdad, es que sí quiero.
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