sábado, 17 de diciembre de 2011

Desde aquí el plátano Diana

Desde aquí mi oreja parece plátano Diana. Desde aquí el sonido de los besos en su mejilla. Desde aquí el silencio entre los dos cuartos, el espacio y el jardín y la mochila del invitado. Desde aquí la terraza con las ratas y la música de los muchachos del CENAR. Desde aquí se oye que están aprendiendo. Desde aquí los carros de los vecinos y el orín en el baño porque no hay que desperdiciar agua, voy 10 veces a mear en la noche y echar el agua una vez en la mañana. Desde aquí el sonido del agua cayendo en espiral hacia las tuberías. Desde aquí, nosotros, sentados viendo novelas, a la Verónica Castro tan joven, pronto Chica Almodóvar, ah de veras. Desde aquí la extensión a mi teléfono con la corriente y cuánto sube la luz, desde aquí las cuentas de banco aminorando tamaño, desde aquí no hay trabajo, desde aquí la música suena suave.

Desde aquí, nosotros, como plátanos Diana, salados y gordos, aplastados en los sillones. Hay frijoles para el desayuno, el almuerzo y la cena. Desde aquí se riega el jardín con la saliva de nuestras conversaciones y evitamos decir buenas noches porque desde aquí se siente el olor de nuestras bocas.

Desde aquí, el café instantáneo, el posible homicidio o asalto. Juro que oigo unos pasos en el techo en la terraza o en el jardín de enfrente.

Desde aquí.

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